¡Estamos de vuelta!
Desde hace una semana que volvimos de las vacaciones de verano con ganas de empezar nuevo curso, nuevas caras. Podía imaginarme cómo sería el primer día, ya son 10 años a nuestras espaldas, si 10 años ya, y con el mismo gusanillo en la tripa como el primer día.
Las aulas estan preparadas a conciencia, con los nombres de los niños y niñas etiquetados en sus respectivas perchas y con todas las zonas bien organizadas. El primer ciclo de infantil supone un trabajo enorme. Es la primera vez para mucho de estos niños y niñas que vayan a un centro. Nuevas caras, un edificio grande y rutinas que seguir. Es un cambio que puede ser abrumador.
Por suerte, en esta etapa, los padres suelen estar muy pendientes de la transición.
Padres, puedo imaginarme ya a vuestros hijos e hijas: los tímidos que se esconden entre vuestras piernas, los que están llenos de energía y tiran de vosotros para descubrir algo nuevo, los nerviosos, los curiosos, los que ya saben cómo es el colegio porque estuvieron con nosotras el curso pasado, los que aún no nos conocen, los que lloran porque no quieren que os vayáis…
El primer día de colegio hace que las emociones se disparen.
Pero nosotras estamos ahí, dándoles una calurosa bienvenida con una sonrisa amable, asegurándoles que pueden soltarse de vuestras piernas y manos. Nos esforzamos por que sean conscientes de que están a salvo y de que estamos ahí para ellos.
Así que, por favor, estad seguros de que cuidaremos de vuestros hijos e hijas y los trataremos con amabilidad.
